La AEAT es bastante estricta: solo permite la deducción del IVA y del gasto si el uso del vehículo es exclusivamente profesional. En la práctica, esto significa que…
No puedes usarlo para ir a hacer la compra.
No puedes llevar a los niños al cole con él.
No puedes usarlo para viajes de ocio.
Y lo peor: Hacienda presume que todo coche se usa también para fines personales… salvo que demuestres lo contrario.
Se puede deducir el 100 % de los gastos (combustible, mantenimiento, seguros, etc.) si:
El coche está afecto exclusivamente a la actividad económica.
Se puede demostrar ese uso profesional.
Se ha comunicado correctamente el alta y la afectación del vehículo.
Aquí es donde viene el «reto». Te dejamos una lista de documentación y pruebas que pueden ayudarte:
El coche debe estar legalmente vinculado a tu actividad.
Debe constar la afectación del vehículo y la actividad profesional concreta.
Un registro diario de desplazamientos, con:
Fecha
Hora
Lugar de origen y destino
Motivo del viaje
(Hay apps específicas que te lo facilitan.)
Tener otro coche para uso personal.
Disponer de plaza de garaje en el centro de trabajo.
Fotografías del coche rotulado con la imagen de tu empresa.
Informes de kilometraje.
Declaraciones de clientes que acrediten los desplazamientos profesionales.
Decir que lo usas «casi siempre» para trabajar.
Guardar solo las facturas de gasolina.
Apuntar a mano los viajes cada dos semanas.
Afectar el coche a la actividad y luego usarlo para tus vacaciones.
Hacienda no se conforma con “creo que…” o “más o menos…”. Quiere pruebas sólidas y diarias.
Juan es instalador de aire acondicionado. Usa su furgoneta para ir a casa de sus clientes, cargar herramientas y transportar equipos. No tiene otro coche, pero:
Tiene rotulado el vehículo con el nombre de su empresa.
Lleva registro detallado de cada desplazamiento.
Solo lo utiliza en horario laboral.
Vive cerca del trabajo y va andando a hacer la compra.
Gracias a estas pruebas, Juan ha podido justificar la afectación del vehículo al 100 % y deducirse todos los gastos relacionados.
Sé constante con los registros.
Guarda todas las facturas (mantenimiento, seguro, etc.).
No mezcles usos personales y profesionales.
Si puedes, adquiere un segundo vehículo para uso privado.
Gasto por amortización del vehículo.
IVA soportado en la compra y en gastos relacionados.
Combustible y peajes.
Seguros, reparaciones, impuestos.
Pero recuerda: solo si logras demostrar el uso exclusivo profesional.